En alguna ocasión el escritor suizo Henry F. Amiel, dijo que “el tiempo
no es sino el espacio entre nuestros recuerdos”. Es ese espacio, que también es
tiempo, el que nos permite la calma que la añoranza necesita para germinar en
nuestra memoria.
Hace ya algunos años, en el 2009, el Ayuntamiento de Pachuca publicó el
libro “Mi Pachuca, 70 cartas a la Bella Airosa”, hermosa propuesta editorial en
el cual se condensa todo el amor –expresado con sus múltiples matices: la
pasión, la nostalgia, incluso el dolor–
de setenta pachuqueños, la mayoría de nacimiento, algunos otros por adopción;
pero todos con el suficiente tiempo para echar raíces y recuerdos en nuestra
ciudad.
La idea original y la recopilación fue hecha por don Raúl Arroyo,
político e historiador que deseoso de darle un regalo a su estado en ocasión
del 140 aniversario de su erección, se dio a la tarea de espulgar en la memoria
de sus amigos y paisanos, esos recuerdos que se compartían sobre la ciudad, sus
barrios, sus calles, sus rincones y el tiempo que, como decía Amiel, los unía
junto con el corazón de quienes los escribieron.
Imposible seria mencionar a todos los autores incluidos, pero los
nombres de Sergio Corona, Granados Chapa, Menes Llaguno, Julieta Guevara, Juan
Manuel Larrieta, David Penchyna, Enrique Ruelas y Elisa Vargas Lugo; dan rumbo
de lo que el lector encontrará en estas páginas.
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