Milenio
Madrid • Fue una ceremonia de ausencias. Se echó de menos en el Paraninfo de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares la presencia del “antipoeta” Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011. Algunos de sus poemas —leídos por su nieto Cristóbal—, sin embargo, retumbaron en el recinto durante la entrega del galardón, a la que tampoco asistió el rey Juan Carlos de Borbón.
Al chileno no lo dejaron viajar sus 97 años de edad. Los médicos le recomendaron no asistir. En su representación envió ayer a su nieto Cristóbal Ugarte, quien llegó a la universidad tímido, con las muestras incontenibles del acné juvenil y con la máquina de escribir del autor de la antipoesía.
Esa vieja máquina es su regalo a España, que a partir de ahora se convierte en máquina del tiempo ya que será guardada con una carta cuyo contenido no se conocerá hasta dentro de 50 años, tiempo en el que descansarán en una de las cajas fuertes del Instituto Cervantes, como marca la tradición respecto a los premiados.
Durante la ceremonia del considerado Premio Nobel de las letras castellanas, Ugarte contó varias anécdotas de su abuelo y leyó algunos sus poemas. “Soy acreedor al premio Cervantes por el libro que estoy por escribir”, ese fue el mensaje que Parra le encargó transmitir a Cristóbal.
“Mi abuelo me envió para que pida una prórroga de un año para un discurso medianamente plausible”, añadió nervioso. La frase arrancó sonrisas de los asistentes.
El joven desveló algunas curiosidades respecto a su abuelo. Los presentes se enteraron de que vive “rodeado de libros, la mayoría de ellos versiones y estudios del Quijote pero también algunos de la biblioteca de Don Quijote como los seis tomos de La araucana de Alonso de Ercilla. También tiene varias enciclopedias abiertas sobre las mesas y los sillones con las páginas más importantes señaladas con bolsitas de té recicladas”, contó.
La antipoesía de Nicanor
“Con Nicanor Parra estallaron los antipoemas (...). Comprendió que es la antipoesía la que crea al poeta y no al revés”, expresó el príncipe Felipe, que parafraseó al escritor al afirmar que “todo
lo que se mueve es poesía. Todo lo
que nos une es poesía. Solo la prosa puede separarnos”.
“Saludamos a Don Quijote de Chillán, don Nicanor de La Mancha”, ha dicho el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, quien definió al “antipoeta” como “francotirador de la poesía que lo relativiza todo”. Un poeta, añadió, que “removió los cimientos de la poesía” y entró a formar parte del “equipo de futbol sala” con Neruda, con Chéjov, con Kafka, con Quevedo.
Único sobreviviente del trío más famoso de poetas chilenos, junto a Pablo Neruda y Vicente Huidobro, Nicanor no se ha conformado con ser el creador de la antipoesía, sino que ha sabido abordar nuevas opciones creativas y obtener grandes frutos de esa búsqueda infatigable.
Comenzó a escribir poesía desde joven, publicando su primer libro en 1937 con el título Cancionero sin nombre. Con el paso de los años adoptó una línea denominada por él mismo como antipoesía, que supuso la introducción del lenguaje cotidiano en la poesía tradicional. La muestra más sorprendente se observa en Poemas y antipoemas (1954).
En su obra figuran títulos como Versos de salón (1962), Páginas en blanco (2001), Discursos de sobremesa (2006), entre otros.
El Miguel de Cervantes es un premio de literatura en lengua española, concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España a propuesta de las Academias de la Lengua de los países de habla hispana. Se entrega desde 1976 y está dotado de 125 mil euros. La última galardonada fue Ana María Matute.
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