Venancio Neriah
A Laura García la conocí casi por casualidad, pues en la casa no hay televisor desde hace mucho tiempo, así que a “La Dichosa Palabra”, programa en el que aparece, no pude verlo nunca por la “pantalla chica”, sino una vez “en vivo”, en la transmisión que se hiciera en una pasada Feria del Libro, en el Centro Cultural del Ferrocarril. La inteligencia y la belleza de Laura, como a muchos en este país, me resultaron inspiradoras. En ese momento, no imaginé que los caminos del libro y la lectura, nos volverían a juntar, esta vez no por casualidad.
En febrero de 2012, cuando trabajaba coordinando el Programa de Fomento de la Lectura en Santiago de Anaya, a mi jefe se le ocurrió que sería bueno, para fortalecer los afanes del programa, reunir a un puñado de escritores, actores, músicos, cuentacuentos y especialistas, en lo que llamamos “Fiesta Internacional de la Palabra”, con la participación de figuras en el ámbito de la lectura, provenientes de España, Cuba, Argentina, Bolivia, Francia y México, entre quienes puedo nombrar a Elena Poniatowska, Rafael Carralero, Carola Diez, Margarita Robleda, Francisco Barios “el Mastuerzo”, Maya Lima, Oscar Monter, Nacho Pata, El Nene Ocioso Multicolor y muchos más, entre los que figuraban 16 poetas con premios nacionales en su género.
Contacté a Laura por Facebook, después por correo electrónico. Pero fue mucho más sencillo de lo que imaginaba, a pesar de que para ella era un perfecto desconocido, y de que ni siquiera hablamos antes por teléfono. Para mi grata sorpresa, aceptó la invitación. El jueves 2 de junio del año pasado, el poeta Abraham Chinchillas, colaborador del festival, muy temprano en la mañana, salió con rumbo de la Ciudad de México, para traer hasta el Valle del Mezquital, a esta extraordinaria “Mujer de Palabra”. Laura García asistió a Santiago de Anaya, para dar una conferencia a los adolescentes del pueblo, y para develar su nombre en la biblioteca escolar de la Secundaria Técnica No. 17. Conservo de entonces, una foto a su lado, donde ella luce un sombrero Hñähñu “de tornillo” y un rebozo de ixtle, que le fueron entregados por los profesores, en prenda de aprecio y agradecimiento.
Laura García, nació en España, donde estudió traducción e interpretación en la Universidad Pontificia de Comillas. Comenzó trabajando para Ediciones SM como redactora de diccionarios de francés, y después de varios proyectos editoriales llegó a México en el año 2000, para dirigir el departamento de Lexicografía en el que se publicaría toda la colección de diccionarios escolares SM. Y ya no quiso regresar a España… México se le instaló profundo en el corazón.
Trabajó también en Impresiones Aéreas como editora de las revistas de Aeroméxico, colaboró con MVS en la coordinación de libros por encargo, y ha escrito en revistas como Día Siete, Leer y leer, Líderes Mexicanos, Mexicanísimo o Psychologies. Paralelamente a su labor editorial, surgió la posibilidad de trabajar en televisión, donde principalmente ha desarrollado proyectos de conducción para Canal 22, TV Mexiquense, Proyecto 40, el canal de la Presidencia y TVC Deportes.
Laura García regresa esta semana a Santiago de Anaya, representada por varias cajas de libros gestionados por ella con algunas de las editoriales con las que colabora. Estos libros se sumarán al acervo de la biblioteca donde los jóvenes de este rincón del Valle del Mezquital, aprenden y gozan con la palabra escrita.
El programa que trajo a Laura a estas tierras, terminó aparentemente con el fin de la administración pública que lo impulsó, pero sus efectos siguen rindiendo frutos entre la gente de las comunidades, donde bien se sabe honrar lo que se dice y lo que se escribe.
Dar de leer es un acto de justicia que abre la mirada del pueblo, y le funda territorios para el pensamiento libre, crítico y sensible; Laura García lo sabe, y con su nombre lo sostiene. Gracias, Laura, por honrar la palabra, desde estos libros que habrán de convocar –infinitas– la imaginación y la esperanza.
Jamädi…
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