Milenio
Tímido, nervioso, pero también divertido y frágil. José Emilio Pacheco recibió ayer en Madrid de manos del rey Juan Carlos de España el Premio Cervantes 2009. El monarca destacó la “cercanía humana” del escritor mexicano y aseguró que “su pluma rezuma bondad y modestia, una humanidad y un compromiso fraterno con las personas que lo han llevado siempre a estar cerca de los que sufren”.
En un acto que se realizó en el Paraninfo de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares, el monarca afirmó que Pacheco “continúa la estirpe de extraordinarios literatos mexicanos que ya han sido distinguidos” con el Cervantes: Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol.
Juan Carlos de Borbón se refirió a la poesía de Pacheco como “un producto social de todos y para todos, que se eleva por encima de las voces individuales”. “En él se hace realidad su recienteafirmación de que la literatura ‘sirve para imaginar las vidas que no vivimos’”, continuó el rey.
En su intervención, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, elogió la manera de escribir del mexicano: “Escribe porque no sabe, porque no puede, porque no quiere vivir de otra manera”, aseguró.
Misterio y gloria del Quijote
El poeta recogió el galardón sin perder su característico paso accidental y su extrañeza ante el aplauso. Se le notaba incómodo con el chaqué y jugaba constantemente con su bastón.
En su emotivo discurso, confesó que le hubiera gustado que este galardón hubiera recaído en el autor del Quijote, cuyo éxito “en nada remedió su penuria”. Y dijo que, como ocurrió con Cervantes y sus coetáneos, hoy “casi todos los escritores pertenecen a una orden mendicante” cuya situación “tiende a agudizarse en la era electrónica”.
“Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió su penuria y cuánto nos duele verlo humillándose ante los duques, condes y marqueses. La situación sólo ha cambiado de nombres. Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electrónica”, enfatizó.
Pacheco, quien comenzó sus palabras recordando cómo de niño, en 1947 asistió “asombrado” a una primera representación del Quijote en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, dijo que aquella mañana descubrió la ficción y entró en lo que Carlos Fuentes define como “el territorio de La Mancha”.
“Para mí, el Quijote no es cosa de risa”, dijo, señalando que le parecía “muy triste todo cuanto le sucede” en la novela. “Nadie puede sacarme de esa visión doliente”, matizó el escritor mexicano, a quien le “duele que las obras eternas no lo sean tanto porque el idioma cambia todos los días y con él se alteran los sentimientos de las palabras”.
“Cervantes resultó la víctima ejemplar de este orden injusto. No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos. Se dirá que, gracias a esto, hizo su obra maestra”, prosiguió el autor.
Para Pacheco, “El Quijote es muchas cosas pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de sus existencia.
“Primero tuvo su derrota de la Armada Invencible y, después, extracronológicamente, su gran victoria de Lepanto: El Quijote es la más alta ocasión que han visto los siglos de la lengua española”, recalcó.
“Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye. Sin embargo en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”, finalizó.
“Contra la vanidad”
Minutos antes de recibir el Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares, el poeta mexicano protagonizó una divertida anécdota ante los periodistas, al caérsele los pantalones.
Con una sonrisa se refirió al percance como un “muy buen argumento contra la vanidad”.
“Yo nunca me había puesto traje de pingüino, que requiere tirantes, y no los llevaba”, confesó. “Pero no me gusta dar una imagen de despistado, que a mí me va mucho desgraciadamente (…) Lo que me pasó (la caída de sus pantalones) me parece bien porque es un recordatorio de que todos somos frágiles y que todos podemos pasar por el ridículo”.
Felicitación presidencial
••• La figura de José Emilio Pacheco estuvo presente ayer en el lanzamiento del libro Historia de México, cuando el presidente Felipe Calderón le mandó una felicitación por el Premio Cervantes, que había recibido el poeta unas horas antes en Alcalá de Henares, España, de manos del rey Juan Carlos.
“José Emilio Pacheco ha enriquecido el acervo cultural del país: es motivo de orgullo para todos los mexicanos y refrenda a México como una fuerza cultural del libro, de las letras, de la cultura en general. Con su obra, la literatura mexicana muestra su liderazgo, muestra su creatividad, su fuerza en el mundo y reafirma una gran verdad: México es cultura.”
Durante el acto, el mandatario recalcó que el gobierno federal refrendaba su compromiso con el libro, con los escritores mexicanos, pero en especial con la importancia de hacer llegar el conocimiento y el aprendizaje de la historia de México a un mayor número de mexicanos. “Gracias a los libros podemos enriquecer nuestro conocimiento y nuestra sensibilidad, así como ampliar la visión que tenemos del mundo.”
Sin embargo, en el discurso no se mencionó la publicación del reglamento de la Ley para el Fomento de la Lectura y el Libro, promulgado en julio de 2008, pero que hasta ayer apareció en el Diario Oficial de la Federación, con lo que ya se puede poner en marcha una legislación que pretende el impulso al libro y al hábito de la lectura. (México • Jesús Alejo)