miércoles, 17 de diciembre de 2008

Un siglo de Oliveira

con informaciòn de El País
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Manoel de Oliveira cumplió ayer 100 años y apenas se inmutó. Al menos, aparentemente. El cineasta en activo más longevo pasó el día haciendo lo que le apasiona: rodar. Quedan pocos días para terminar su última película, Singularidades de una chica rubia, adaptación de una novela de Eça de Queirós, y no hay tiempo que perder. De manera que, a las 8.00, el realizador portugués estaba en Lisboa junto a la cámara, como cualquier día de trabajo, para continuar el rodaje. Hasta las 18.00. Como cada día.
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Oliveira dice convencido que esto de la edad "es un misterio de la naturaleza", y no le falta razón. "Cuando trabajo disfruto y cuando estoy sin trabajar, me aburro". Con esta premisa puede afirmar convencido que no es viejo, y que "la edad es una ficción". Lo que no es ninguna ficción es que Manoel de Oliveira (Oporto, 1908) tiene tantos años como el cine. Y es, probablemente, el único realizador vivo que ha hecho la travesía del cine mudo a la banda sonora, del blanco y negro al color, y del analógico al digital. Sin inmutarse.

El 1931 hizo su primer cortometraje y en 1942 dirigió el primer largo. Unas cuarenta películas integran su filmografía, por la que Cannes le concedió este año la Palma de Oro. Los premios obtenidos, como la edad, también llegan al centenar. Oliveira está presente desde hace días en todos los medios portugueses, que lo presentan como icono del cine europeo.
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A los 100 años, la vitalidad de Oliveira desconcierta al más pintado. Ya tiene en la cabeza la siguiente película, que quiere empezar cuanto antes, sin darse tregua. Se llamará Angélica, a partir de un guión que él mismo escribió originalmente en los años cincuenta, y que fue retocando hasta su publicación por Éditions de l'Ivoire, a mediados de los noventa. La revista Cahiers du Cinéma publicó varios fragmentos.
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