Eólica
No parece dejar huella de sí
y sí cavó rendijas en mi pecho
el aire:
suspiró en los rincones
del alma de la carne
con deslumbrantes relampagueos,
corpúsculos de sombra
Y toques de queda
que desenvuelve,
que viene arrastrando
desde abismos
del cielo
el aire, sí.
Ríspida
Con la tarde trasciende la tristeza
hueso y médula triste
que atraviesa
vertical
el horizonte.
Atardecer tristeza
en la órbita cenicienta que me niego
a recorrer
y cae sobre mí,
horizontal sobre cabeza y hombros
con peso entero
cae sobre mí,
cae.
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