Para beneplácito de unos, desgracia de otros, pero para interés de todos, Fidel Castro Ruz ha decidido no continuar al frente de los poderes de gobierno de la República de Cuba.
La única vez que lo he visto fue en 2000, en junio, en una evento frente al malecon de La Habana encabezando una ceremonia en celebración al cumpleaños del Che. No puedo olvidar el fervor con que el pueblo lo vitoreaba; pocas veces la piel se pone de gallina con la emoción colectiva. Uno o dos días después, una hermosa cubana, de pelo rojo y sangre caliente, me habló de él como si de un padre se tratara. Retozabamos después del amor de saldo mientras mirabamos la televisión. Por supuesto que sólo había información gubernamental y en una de las miles de imagenes que de él se trasnmitian ella me preguntó: ¿Cómo ves al Comandante? Yo, cegado por el fulgor de sus caderas y rendido por el excesiva prueba de resistencia que me había hecho pasar le respondí: Lo veo muy canoso, cansado. Ella se incorporó, escapó de mis brazos y me escupio a la cara: ¡Pero todavía esta fuerte! Sólo pude lavar esa afrenta aumentando un porcentaje del precio pactado por nuestro encuentro; ni que decir de repetir el servicio.
Antes de terminar aquel viaje me encontré también con su fotrografía colgada en la sala del departamento de una mulata que además de compartir conmigo sus encantos sobrados y casi sinceros; me compartio algunas de las muchas leyendas que sobre el entonces presidente existian. No habia más fotografías, ni de los abuelos, los hermanos, el hijo o algún marido fugado: Fidel era sólo su pasado. Nunca crei que una joven revolucionaria me habalra de las supuestas propiedades de Fidel o de su desenfado por proteger y rescatar al Che de Bolivia.
En todos los casos, el amor era el motor de cada impulso. Loa amaban y eso era inegable.
Bien, les dejo el mansaje integro de Castro que hoy circula por todo el mundo.
¡Viva Cuba, país hermano!
Abraham.
ResponderBorrar¿Qué pasó con lo de la noveleta?
Muero por saber qué onda.
Te envío un abrazo grande!
Y que la revolución cubana no se torne revelación supina.
Luis Frías.