La muerte de un amigo siempre es un golpe devastador. Al inicio de esta semana la noticia de la muerte de Rolando García García me llegó como un latigazo de realidad. Como siempre antes este tipo de destellos de oscuridad, no quise creerlo en el primer momento, busqué la confirmación en el perfil de su pareja sentimental, otra querida amiga mía, y confirmé con profundo pesar la noticia.
Rolando García fue un destacado periodista hidalguense. Lo conocí cuando ingresé a colaborar formalmente a Radio y Televisión de Hidalgo en el ya lejano año dos mil. De primera instancia compartimos transmisiones especiales como parte del grupo de conductores en informes de gobierno, aperturas de la Feria, festejos navideños, giras gubernamentales, etc. Pero poco a poco, llevados por las coincidencias que son lentas, pero pertinaces, descubrimos que intereses comunes nos unían más de lo imaginado: el rock, la literatura, el arte y la cultura en general. A partir aquellos años no perdimos la oportunidad de una buena charla y de la escaramuza inteligente de opiniones acerca de la actualidad del mundo, sobre todo cuando por alguna razón, tal vez el simple hecho de la visita, me sorprendía en las cabinas de radio donde era mi sitio permanente de labor profesional.
Astuto, inteligente, sagaz y sumamente profesional; su trabajo como reportero, conductor, productor de televisión y radio, y como articulista de prensa escrita, lo constatan. En algún momento de su devenir profesional comenzó a compartirme sus colaboraciones en semanarios y diarios pachuqueños: recuerdo ahora el semanario Óptica de recordado Beto Herrera y más recientemente La Jornada Hidalgo, donde hacía gala de su humor punzante y mirada perspicaz.
Además de su amistad, tuve la fortuna de ser llamado como invitado a sus proyectos de televisión cultura, sobre todo a “Mapa de nube”, una revista televisiva dedicada al arte y la cultura de Hidalgo donde charlamos un par de ocasiones ante la cámara como lo hacíamos en los pasillos de literatura. Y tuve la oportunidad de participar, también como invitado a uno de sus más hermosos proyectos (junto a Radamés Salanueva), una serie de cápsulas para recordar a otro grande de la cultura de nuestro estado, Ramsés Salanueva, y que fueron transmitidas en 2022.
Desearía tener más claridad en los recuerdos que me unen a Rolando, pero la pena ata la memoria y la ancla al momento doloroso de la partida. Rolando, Rolax, Rolas lo llamaba anteponiendo el determinante posesivo de la primera persona del singular: mi Rolas. Apenas el doce de febrero intercambiamos unos mensajes de WhatsApp y nos despedimos con el firme propósito de vernos para darnos el abrazo escrito. Descanse en Paz. Le voy a echar mucho de menos.